La chef Olga Cabrera es una referencia en Oaxaca. A un tiro de piedra del famoso templo de Santo Domingo de Guzmán, Cabrera regenta tres negocios diferentes dentro de un mismo edificio: la Masea –una panadería repleta de fragantes bollos y dulces–, la Atolería –donde degustar la bebida indígena u otra bebida caliente– y el restaurante propiamente dicho. Este último está pasando el comal donde toman forma tetelas, memelas, tacos y tlayudas y subiendo las escaleras hasta la sombreada terraza. Su cocina, mezcla de herencia familiar y clásicos de hoy, rinde homenaje a los agricultores y a sus productos, poniendo sus historias en primer plano. La salsa preparada en la mesa es un detalle de bienvenida. Siguen aromáticas sopas y deliciosos y sustanciosos moles (el de laurel es una delicia). Todo a degustar con las vistas de las sierras circundantes como soberbio telón de fondo.