Este local situado en una despejada y arbolada calle de San Miguel Chapultepec cuenta con una sola mesa instalada en dos plazas de parking que todos comparten hombro con hombro. Esta cálida atmósfera casa bien con lo modesto del lugar y con su reconfortante cocina de horario ininterrumpido, centrada básicamente en el comal. Un solo cocinero pesa, prensa y asa todo lo que se le pide. La gordita especial, con chicharrón y tiernas carnitas desmenuzadas, es uno de los platos más demandados. ¿La noche se ha alargado más de lo previsto? Pide unos chilaquiles de chamorro con salsa verde y despiértalos con la ardiente salsa de la mesa. Obligadas son también las crujientes flautas de queso fundente o la enmolada, con su vistosa cobertura de mole poblano. Para el brunch del fin de semana suele formarse cola.